EL COMIENZO - PARTE III



Estuvimos hablando una hora, Me contó que tenía treinta y seis años, curiosamente, la edad que tenía mi profesor de educación física y por el cuál  todas las chicas perdían la cabeza, así que no me pareció una diferencia tan exagerada. Vivía a más de quinientos kilómetros, eso era algo que me tranquilizaba bastante. Me preguntó de dónde era pero lógicamente, también le mentí sobre eso... Y después de "conocernos" empezó a explicarme como iba a ir nuestra relación.


- "Bueno pequeña, ¿has practicado alguna vez algo de bdsm?".


Me reí al leer aquello. Ni siquiera me había casi besado con mi novio, ¿cómo iba a haber practicado nada de eso? Luego caí en que supuestamente tenía dieciocho años, y por lo general, la mayoría de personas en esa época, ya habían echado algún polvo con esa edad.
Pensé en silencio durante unos segundos y al final decidí no mentirle respecto a eso.


- "Lo cierto es... que nunca he estado con nadie... Ya sabes".


Noté como mis mejillas se sonrojaban, no quería que pensara nada raro sobre mí.


- "Laura, ¿me estás diciendo que eres virgen?".


VIRGEN. Esa palabra empezó a rebotar en mi cabeza. ¡Qué vergüenza!


- "Sí... Eso es". - Me limité a decir.

- "Vaya... ¿Dónde has estado metida todo este tiempo? No me puedo creer la suerte que he tenido esta noche al encontrarte".


Noté como volvía a sonreír sin poder controlarlo. Empecé a sentir como si algo revoloteara dentro de mi estómago. Estaba realmente emocionada.


- "Voy a explicarte todo y cualquier duda que tengas, pregúntame. Quiero que lo tengas todo muy claro, y no tener que estar explicándote cuando hayamos empezado".

- "Claro, dime".


Cuando hayamos empezado... Supuse que se refería a nuestra relación y ahora solo quería saber qué implicaba eso.



- "De ahora en adelante, solo podrás referirte a mí como Amo, ¿de acuerdo?".


¿Amo? Intenté decirlo en voz alta pero se me atragantaban las letras en la garganta, me resultaba demasiado extraño dirigirme así hacia alguien. Por suerte, escribirlo era mucho más fácil. Si llegaba el momento en el que pasáramos a algo más que mensajes, ya vería como lo haría.
Obediente, respondí.


- "Sí, amo".

- "Perfecto. A partir de ahora no me escribirás, a menos que lo haga yo primero, ¿entendido? Y tienes que responder SIEMPRE".



Eso no lo entendí muy bien, es decir, ¿y si me escribía en un momento inadecuado? ¿Y si necesitaba escribirle para contarle algo? No sé, como por ejemplo, que no estaría disponible durante unas horas porque tenía cosas que hacer. Él quería que estuviera a su disposición sin más.


- "Pero, ¿y si me escribes en algún momento en el que no puedo responder?" - Pregunté finalmente.

- "Me contestas y me dices que no puedes y por qué. Siempre se tienen unos segundos para escribir un simple mensaje. ¡Ah! Y no te preocupes por el saldo, yo me encargaré de que nunca te falte".


Espera un momento, ¿estaba diciendo que me iba a "pagar" de alguna forma por tener una relación con él? Aquello no me parecía demasiado correcto. Me resultó un poco incómoda la proposición.


- "No tienes que darme dinero". - Dije un poco asqueada.

- "Te daré lo que quiera darte. Necesito que puedas contestar a mis mensajes sin excusas. Si no estás de acuerdo, acabaremos aquí. Sin problemas".



Mis ojos se abrieron de par en par. ¿Acabar? No. Aún no sabía siquiera si lo que me proponía me interesaba, así que sin más le seguí el juego.


- " Si, amo. Siempre te responderé".

- "Muy bien. Hasta aquí las dos normas básicas, ahora voy a explicarte cómo funcionará nuestra relación".


Ahora venía la parte que realmente me interesaba, todo era completamente nuevo para mí y aunque el porno me excitara, no sabía si luego en la practica me iba a gustar igual. Necesitaba saber.


- "Es muy sencillo. Eres mi sumisa. No tenemos una relación formal o amorosa. Entiéndelo como si tuviéramos un contrato en el que firmas que siempre vas a complacerme. Podemos estar con otras personas pero aún así, seguirás siendo mía. Dime que lo entiendes".


Ser suya. No me gustaba nada que mi novio me dijera cosas que dieran a entender que le pertenecía de alguna forma, es más, era algo que me agobiaba bastante, pero leerlo de Paul tuvo una reacción completamente diferente en mí. Un calor que nunca antes había sentido, se apoderó de todo mi cuerpo.


- "Lo entiendo, amo. Soy tuya". - Escribí sin pensar.

- "Muy bien. Me encanta como suena... Tendrás que hacer todo lo que te diga cuando te lo diga. Primero pondremos unos límites, los que tú establezcas. No voy a obligarte a hacer nada que no quieras. Esta relación es para complacerme a mí, pero también quiero que tú disfrutes".

- "Vale. Y ¿cómo establecemos esos límites?". - Pregunté curiosa.

- No has dicho amo. - Dijo tajante.

- "Perdona amo. No volverá a pasar". - Contesté rápidamente.

- Mejor. Los establecemos ahora mismo. Responde con si o no a la siguiente lista que te voy a enviar".


Unos segundos después, recibí un mms con una pequeña lista enumerada. Os la voy a escribir a continuación con mis respuestas al lado para que todo se entienda de una manera más sencilla y luego os explicaré lo que pensé cuando respondía.


1. Estimulación clitoriana - Sí.
2. Penetración manual. - Sí.
3. Penetración con objetos o juguetes - Sí.
4. Estimulación anal. - Sí.
5. Penetración anal. - No lo tengo claro.
6. Intercambiar fotos - Sí.
7. Enviar vídeos. - Sí.
8. Mostrar tu cara. - No.
9. Masturbación en directo. - No.
10. Masturbación fuera de casa. - Sí.


Esa era la lista que recibí, realmente, solo había probado la estimulación clitoriana, aún ni siquiera me había masturbado penetrándome con mis propios dedos, pero sí sabía que me apetecía probar.
Analmente no me había estimulado nunca pero no estaba cerrada a ello, tenía curiosidad por saber que se sentía. Lo de mostrar mi cara obviamente no, no quería que supiera quién era, y lo de la masturbación en directo me daba demasiada vergüenza como para hacerlo y disfrutarlo.


- "¿No lo tienes claro? ¿Qué significa eso?". - Preguntó.

- "Pues que no lo he hecho nunca, es más no he hecho nada de lo que pone ahí. Bueno, sí me he tocado, muchas veces, pero... ¿me entiendes, amo?".

- "Tranquila, lo olvidé por un instante. No te preocupes, iremos poco a poco y ya me dirás cuando lo hayas decidido."

- "Gracias". - La verdad es que me sentí como si intentara, no sé, protegerme. Sentí que realmente, no quería hacerme nada que yo no quisiera hacer. Me dio tranquilidad.

- "Bueno pues una vez que ya hemos establecido los límites, podemos empezar.".


Un escalofrío me recorrió por dentro.


- "La lista, a medida que avancemos, puede que se extienda algo más, pero eso ya lo iremos viendo... Ahora, vamos a empezar. Hoy seré bueno. Cuando leas este mensaje, deja el móvil y mastúrbate mientras piensas en todo lo que quieres aprender conmigo. Mañana te quiero para mí, dispuesta y obediente. No me contestes. Cierra los ojos, tócate y disfruta. Yo haré lo mismo. Hasta mañana".


Aquel mensaje me puso tan cachonda que no pude hacer más que obedecer, me moría de ganar por tocarme y dejar volar mi imaginación. Había sido una noche de muchas emociones.
Solté el móvil en la mesita de noche, me puse bocabajo en la cama, y bajé mi mano derecha hasta mi sexo. Estaba tan mojado... Ahora solo tenía que cerrar los ojos y dejarme llevar.










Comentarios

Entradas populares de este blog

EL COMIENZO

INTRODUCCIÓN

EL COMIENZO - PARTE II